«Vivimos en un mundo que huye del sufrimiento y de la muerte, en una sociedad anestesiada»

El presidente de la Sociedad Andaluza de Cuidados Paliativos (SACPA), el doctor Fernando Gamboa, destacó en una entrevista los principales problemas de la sociedad frente a la enfermedad terminal y la muerte. El galeno lamenta que «vivimos en un mundo que huye del sufrimiento de y de la muerte, en una sociedad anestesiada».

En esta reflexión podemos encontrar las claves de la aprobación de la Ley de Eutanasia durante esta legislatura. Una sociedad «infantilizada» -como también ha señalado en otras ocasiones el doctor Gamboa-, que en intento de escapar al dolor se arroja -o arroja a terceros- a la muerte, camuflando la eutanasia como «muerte digna».

Gamboa indicó que, en general, «las personas no se plantean el final de la vida hasta que éste está cerca«. Y eso suele ser muy tarde. Por ellos, desde SACPA «estamos trabajando para acercar los cuidados paliativos a la ciudadanía, como una atención centrada en las personas en situación de enfermedad avanzada o terminal (y sus familias)

«No está garantizada la asistencia paliativa»

Algo que no resulta fácil por la falta de apoyos, y la realidad de los cuidados paliativos en Andalucía (aunque su denuncia es extrapolable al resto de España…). Ahora mismo, en esta comunidad, «No está garantizada la asistencia paliativa. Hay importantes inequidades en el acceso a una adecuada atención al final de la vida. No están conformados los equipos necesarios y no son estables. Falta una dotación adecuada de psicólogos y trabajadores sociales y existen importantes déficits organizativos», analiza el especialista.

Frente a esto, la solucioón que proponen las autoridades es la eutanasia. Y no es una verdadera solución. De hecho, para Gamboa, «es una paradoja relacionar buena muerte y eutanasia. En un intento de huir del sufrimiento asociado a la enfermedad, el deterioro funcional y cognitivo, o la dependencia, el hombre ha buscado formas de alienarse o escapar. La forma extrema es buscar la propia muerte».

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