Justificar el suicidio saldrá muy caro a nuestra sociedad.

La Eutanasia justifica el suicidio como un acto aceptable en circunstancias extremas de sufrimiento físico o psicológico de las personas. Lo único que parece ser necesario es que un médico determine que el paciente está lo suficientemente seguro del acto que quiere llevar a cabo, para que el suicidio pase de ser una actuación contra la que cualquier estado con un mínimo de integridad moral en sus leyes y en su sociedad (España hace ya mucho tiempo que dejó de ser así) dispone todos los medios y recursos disponible por evitar.

En España hay una «cosa» llamada PLAN NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO». ¿Qué pensarán de la Ley de Eutanasia las decenas de personas que intervienen en su elaboración y revisión periódica? ¿Cómo «encajaran» ahora, socialmente, la pirueta de relativismo moral a través de la cual hay que decirle a un chico o una chica de 20 años que «solo» tiene derecho a solicitar el suicidio como prestación del Servicio Nacional de Salud, su puede demostrar que su sufrimiento es «extremo»? Según los manuales de los diversos servicios de salud consultados, lo primero que hacen notar es que las personas que muestran tendencias suicidas suelen estar sumidas en una importante «depresión».

La Eutanasia es, por tanto y en si misma, una incoherencia pura y completa. ¿Ayúdanos a los deprimidos de menos de una edad y a los mayores de esa edad, pongamos, 60 años, los ayudamos a suicidarse? ¿Invertimos como sociedad en una atención de la salud mental integral que ofrezca a las personas que caen en ansiedad o depresión, sea cual sea su edad, una atención especializada que les permita remontar su grave dolencia o invertimos en la maquinaría necesaria para quitarlos de en medio de la forma más rápida, económica y silenciosa posible, calificando además su muerte, en el colmo de la desvergüenza política y social, como «muerte natural»?

Seguramente muchos critiquen la dureza de la imagen que acompaña a este post, pero no se engañen, no sean hipócritas. La «muerte digna» con la Ley Eutanasia, como mezquinamente la llaman algunos, en una cama y con una pastilla que el Gobierno de PSOE y PODEMOS ofrecerá en España a todas las personas con sufrimientos extremos que recurran a ella ante la falta de unos cuidados paliativos integrales especializados en el sufrimiento físico, psicológico y espiritual, tiene el mismo efecto que la soga. Si no les gusta, lo sentimos, pero esperamos que al menos hayamos ayudado a que tomen conciencia de la barbarie que supone no oponerse a una ley homicida que implica ajustar la soga al cuello de miles de personas desesperadas que solo quieren dejar de sufrir, no morir, cuando no directamente matarlos.

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