En España cualquier día de esto, moriremos de eufemismos… ayer fué un día triste para nosotros. Ante el sufrimiento y la desgracia de Maria José y Angel, a los que, por supuesto, no nos atrevemos a juzgar, los partidos políticos y medios de comunicación españoles sacaron lo peor que tienen dentro y nos bombardearon psicológicamente durante todo el día. Si quieren comprobar la «calidad» de nuestros medios «informativos» y partidos políticos les invitamos a hacer la siguiente reflexión ¿Vieron o escucharon ayer, en algún debate, a algún experto en cuidados paliativos? ¿Algún experto en Bioética? No, seguramente solo vieran a l típicos tertulianos que opinan siempre de todo.
Como siempre, apoyándose en un caso extremo para justificar la barbarie. Hay por ahí todavía quien justifica los 94.000 asesinatos de bebés anuales que se producen en España con los menos de 100 que son como consecuencia de una violación. Y si, son los mismos que llaman al aborto «interrupción temporal del embarazo», como si fuera «temporal» y pudiera «reactivarse» en algún momento la vida eliminada de los bebés. España se muere de Eufemismo.
Pero vayamos a los datos objetivos que el otro día, con ocasión de las Jornadas que celebramos en Sevilla sobre la Eutanasia y la Muerte Digna, nos ofreció D. Fernando Miguel Gamboa, presidente de la Sociedad Andaluza de Cuidados Paliativos. La realidad en lugares como Oregón, donde la Eutanasia es legal desde hace mas de 20 años, es que tan solo el 0,2% de las personas que solicitan de inicio la Eutanasia, acaban aplicando la misma. ¿El motivo? Poder acceder y disponer de unos cuidados paliativos profesionales e integrales, tras los cuales casi nadie sigue pidiendo la muerte y una amplísima mayoría opta por esperar al final de su vida de forma natural, toda vez que han conseguido mitigas su sufrimiento físico y, sobre todo, accede a un acompañamiento integral, no solo físico, sino también espiritual. En España disponemos de profesionales mas que capacitados para ofrecer a cualquier persona sufriente una muerte digna (término este totalmente pisoteado a voluntad por los intereses que manejan los medios de comunicación). Sin encarnizamiento terapeútico (limitación del Esfuerzo Terapeutico es su denominación técnica) y, sobre todo, sin sufrimientos físicos innecesarios y con un acompañamiento espiritual y psicológico de primer nivel.
Si seguimos analizando estos datos, nos enfrentamos a la terrible y vergonzosa realidad española: En 2016, mas de 300.000 personas murieron sin acceso a cuidados paliativos. ¿Como es posible que se abra este debate, antes de disponer de unos cuidados paliativos totalmente desarrollados? ¿Acaso el nivel de desinformación es tal que es tan fácil engañar, mediante el uso perverso del lenguaje, a una sociedad entera? Necesitamos gente dispuesta a buscar el bien supremo en nuestra sociedad, y no solo el bien posible y, mucho menos, el mal menor. Por eso no nos duele en prenda recordar las propuestas que uno de los impulsores de nuestra plataforma realiza en este tema, sin complejos:

Pero hay datos todavía mas escalofriantes, como el inicio desde hace 2 años de la aplicación de la Eutanasia involuntaria a enfermos mentales y niños en Bélgica y Holanda, países pioneros en Europa en esta práctica desde hace mas de una década… ¿A quien pretenden engañar? En estos paises, los mayores de 70 años están comenzando a emigrar a zonas como Alemania o Francia, ante la terrible posibilidad de entrar en el hospital por una afección «menor» y no volver a salir, aplicándoseles la eutanasia de forma involuntaria en base a lo dispuesto en sus testamentos vitales.
Sin duda estamos ante un avance de la cultura de la muerte sin precedentes en España, donde entre el «buenismo» y el uso perverso del lenguaje, queremos enmascarar la realidad, y es que quieren aprobar una ley de homicidio asistido, pues, nos guste o no, la realidad es que Ángel no ayudó a morir a María José, pues María José no se moría; Ángel mató a Maria José.
El PROBLEMA DE FONDO Es que nadie quiere sufrir,y vivimos en una época en la que «libertad» se asocia con «hacer lo que uno quiera en cada momento». Bajo este punto de vista del sufrimiento personal, sería igualmente lícito que quien no tenga casa, se apropie de la primera que encuentre vacía; que quien tenga hambre, entre y coma cada día donde y lo que le plazca; que quien necesite sexo, se sirva con el primero o la primera que se encuentre por la calle … y así nos vá en España, pues no faltan ejemplos diarios de cada una de estas posibilidades que acabamos de citar, fruto de educar a nuestros hijos en una «burbuja» para que no sufran, y en una cultura en la que todo lo que se pueda hacer para no sufrir, es justificable moralmente (bueno, más bien «amoralmente», pues precisamente una de las bases del avance de esta cultura es la eliminación de la moral).